He de confesar que de un tiempo a esta parte he estado algo despistado a la hora de guiar mi eficiente emisor de gases efecto invernadero por la concurridas calles de Hormigon Coast. Recientemente, para solaz de todos los zagales (y de los que no lo son tanto), la práctica totalidad de las mamparas situadas en las paradas de autobús de la ciudad se han visto invadidas por las féminas que aquí pueden observar.
Por supuesto, asumo que ha sido un despiste realmente agradable. Servidor suele estar rodeado a todas horas por criaturas de tan elevados ideales como las que se nos insinúan desde los espacios publicitarios. Pero uno siempre ha sido amigo de lo refinado, y que la jovencita en cuestión se abalance sobre este venerable ciudadano luciendo unos modelitos que ya quisiera para sí cualquier pasarela Cibeles, hace que hasta el más templado de los viejos verdes pierda los estribos de su portentosa, libidinosa y sexista imaginación; y que ésta salga desbocada hacia los turbulentos mares de las orgías multitudinarias.
No se pierdan el lugar de donde sale todo esto. Allí tienen ustedes unas imágenes de gran calidad donde el nombre de la marca en cuestión no oculta el rostro de la bella señorita (aunque no creo que nadie haya prestado demasiada atención a ese detalle).
Groucho
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