Mis queridos conciudadanos, fíjense bien: el que está boca abajo es usted, usted, ...y probablemente usted también. Servidor, como cualquier viandante del montón, tampoco se escapa.
El capitalismo ha sido la panacea, ha sido lo mejor, ha sido la repanocha, ¡hasta ahora! Ahora hay algo mejor: ¡aúpa el socialismo! Las grandes mentes económicas del orbe, desde presidentes de entidades bancarias internacionales hasta ministros de finanzas pasando por la caterva de sinvergüenzas del FMI y del Banco Mundial, tiñen sus mentalidades de una aureola rojiza con la que parecen dispuestos a defender desde el socialismo hasta el trotskismo.
Ni siquiera los más ultraliberales de la pandilla se hubieran imaginado que la jugada iba a ser tan maravillosa: nos quedamos con los millonarios beneficios de una década de bonanza económica (que para eso las empresas son privadas y el mercado es libre), y cuando todo el tinglado se derrumbe los gobiernos nos dan ayudas igual de millonarias con cargo a los impuestos que los pardillos de a pie pagan religiosamente (que para eso el estado debe velar por el bien común -entiéndase por "común" el bien de los potentados, of course-).
Ni siquiera los más ultraliberales de la pandilla se hubieran imaginado que la jugada iba a ser tan maravillosa: nos quedamos con los millonarios beneficios de una década de bonanza económica (que para eso las empresas son privadas y el mercado es libre), y cuando todo el tinglado se derrumbe los gobiernos nos dan ayudas igual de millonarias con cargo a los impuestos que los pardillos de a pie pagan religiosamente (que para eso el estado debe velar por el bien común -entiéndase por "común" el bien de los potentados, of course-).
El amigo Pablo Pardo lo ilustra a la perfección en el recomendable post "Todos somos socialistas (sobre todo, George W. Bush)"; delicioso título, proclamo.
Groucho
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